zofia beszczyńska

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viajes

mis festivales de poesía

 

Struga, Macedonia (2003)

   fot. Rajeevan Thachom Poyil

 

quiero recordar
guardar. El bosque. Quizás
el manantial. El agua que arrastra las piedras
al otro lado del espejo de agua
donde todo es al revés. ¿Cómo
nadar para no ahogarse? Y qué va
a quedarse. ¿Continuarás
abriéndome los jardines?
(del libro Los sitios mágicos)

 

traducción de Angel Zuazo López

 

La Habana, Cuba (2007)

fot. Angel Zuazo López

 

sentada junto a la ventana miro la lluvia
con dedos delgados que mueve las plantas
manos anchas de hojas y tallos
varoniles erectos
que lava el color de los rostros humanos
el sol de cristales y el azul del aire
que aclara los recuerdos
discos de amor el aroma de naranjas
té y coco a plenitud
renovador del verdor y de los sonidos
(danza de vientre al destello de tambores
olor de ruiseñores absorbados por la noche
gotas de rocío en la gruta del ombligo)
y el día que se alarga en la noche

lluvia la otra cara de la luna: la ciudad
oculta que se revela poco a poco


(del libro Los sitios mágicos)

traducción de Angel Zuazo López

 

Calicut, La India (2007)

fot. Salomat Vafo

 

el aire se hace transparente. La gente
se hace transparente
antes de tomar el vuelo.
En Nueva York hace un gran calor.
En Varsovia acaba de explotar el otoño
con su hojarasca de oro. Las playas
de Calicut se vuelven desérticas.
En Moulin de Lauray los gatos
cazan las manzanas.
La luna en el cielo de Hanover
sale muy lavada.
Y Cracovia se oculta detrás de las gafas
de la lluvia (igual que Lvov) detrás del olor
de los narguiles. Imperceptiblemente
se apodera de nosotros el País de los Muertos.
Con su languidez con su paciencia infinita;
con su quedarse indiferente a todo
lo que no es no-vida; con el sobrevivir
apenas. Lo más fácil sería
hacer uso de las alas, volar.
O más bien diluirse en la niebla
en las lágrimas (del amor de la tristeza
de la pérdida del sueño) en el claroscuro
de las llamas de innumerables velas

hasta que sea posible

 

(del libro Sueños del amor y de la muerte)

traducción de Krystyna Rodowska

 

Granada, Nicaragua (2009)

 

Lo siento por esas que se han pasado, dispersado dejando sólo una impresión, una sombra, un olor.
Julianne de ébano, que prefiere ser Julia, con bonitos dientes brillantes y tirabuzones cual serpientes chicas.
Con el culo resaltando del cuerpo cual coco rebelde, con vestidos de grandes flores chillonas y turbantes
engalanados. Con todo lo que se diferencia de mí.
A veces perdemos lo que jamás no hemos poseído, sin embargo nos queda la sensación de pérdida, pienso.

 

(del ciclo Nombres)

traducción de la autora
revisión de Laura Vargues Sánchez

 

París, Francia (2009)

 

leo París como un poema
donde cada vez nuevas estrofas brotan
las metáforas florecen y se disipan en el dulce
aire del otoño

penetro París como un laberinto
los senderos lisos y senderos herbosos
de una ciudad subterránea; pasajes que se multiplican
y galerías de aire
donde entre las columnas de piedra y luz
las rutas de las aves se cruzan

me sumerjo en París como en la noche
debajo de la piel oscura de un verso
un tul de palabras chispeantes
en el agua oleosa del Sena
que se atraviesan
y desvanecen en el aire

como si fueran hojas justo antes de alzar el vuelo
a algún sitio no se sabe dónde

para montar allí otro
incógnito
desconocido París
bajo la luna que crece
sobre la ciudad del poema

 

traducción de la autora
revisión de Laura Vargues Sánchez

 

mi Maratón del Cuento

 

Quito, Ecuador (2011)

     fot. Gaby Vallejo

 

A la mañana es primavera, a mediodía –pleno verano, a la tarde –
otoño. ¿Y a la noche?
A la noche los Indios llegan.

 

traducción de la autora
revisión de Laura Vargues Sánchez

 

mis residencias literarias

 

Visby, Suecia (2003)

 

se sentó en la cornisa pero no me dejó
tocarle. Tomó el vuelo y se ha posado
en un álamo cercano donde se puso a gritar
como el hombre. Su plumaje ostentaba
todos los colores del otoño. Los otros gorriones
lo habían echado del lugar. Nunca se dejó
atrapar por la gente. Desde la cima
del álamo dio el salto en el abismo
del cielo

 

(del libro Isla de las luces)

traducción de Krystyna Rodowska

 

Rodas, Grecia (2004)

     fot. Barbara Grzegorzewska

 

abrí la ventana dejé pasar
el mar a la habitación: con sus
alas verdes y sus
escamas de cristal. Con tantos
corazones de piedra. Los guijarros
se andan paseando por las uñas de mis pies
echan raíces: torpes
caracoles duros. ¿Será
contagioso? pienso. ¿No me volveré
también como ellos?

entonces quién me reconocerá

 

(del libro Los sitios mágicos)

traducción de Angel Zuazo López

 

Ventspils, Letonia (2010)

fot. Imants Blūms

 

Los espejos y las piedras; el mar es un espejo y la Luna también; la Luna es el agua; pienso
en esto al caminar sobre la arena lisa, entre cuerpos de medusas, unas piedras blandas que
tuvieron el antojo de viajar. Nunca, nunca te lleves las piedras de sus países húmedos, repito
como un mantra, hasta que una fuertemente, con malicia me golpea el dedo pequeño.
¿Cayó de la Luna o qué?

 

(del ciclo La Casa y los Espejos)

traducción de la autora
revisión de Laura Vargues Sánchez

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